Intolerancia a la lactosa: síntomas, diagnóstico y tratamiento
La intolerancia a la lactosa es la incapacidad de digerir el azúcar de la lactosa debido a la falta de producción de la enzima digestiva lactasa

Intolerancia a la lactosa: A menudo nos sentimos cansados después de comer algo, sentimos que no hemos digerido bien ese alimento. A veces detrás de una mala digestión hay una intolerancia a ese mismo alimento.
En esta guía te enseñamos a reconocer la intolerancia a la lactosa
La intolerancia a la lactosa es la incapacidad de digerir el azúcar de la lactosa debido a la falta de producción de la enzima digestiva lactasa. Cuando tenemos una deficiencia de lactasa, la lactosa no puede ser digerida y absorbida. La intolerancia a la lactosa es muy común en España ( según datos en 2010, cerca del 50% de la población la padece) y suele ser hereditaria. En los bebés, los niveles de lactasa son elevados, lo que garantiza que puedan digerir fácilmente la leche, pero estos niveles disminuyen considerablemente después del destete. Y es así que en la edad adulta, ya no digerimos altas cantidades de lactosa. La intolerancia se sentirá especialmente con los alimentos ricos en lactosa, como la leche, mientras que será moderada con los alimentos con poca cantidad, como el yogur y los quesos curados.
Los síntomas más comunes son:
- astenia;
- cólico,
- calambres,
- dolor abdominal y distensión abdominal;
- diarrea,
- náuseas.
Evidentemente, los que tienen una gran intolerancia a la lactosa, no podrán digerir ningún tipo de producto lácteo. Para averiguarlo puede probar una dieta de 4 semanas sin productos que contengan lactosa. Si los síntomas desaparecen es muy probable que sea intolerante a la lactosa. Para hacer un diagnóstico seguro, es necesario entender si los síntomas se producen después del consumo de productos lácteos, y luego confirmar la intolerancia mediante pruebas médicas específicas.
El diagnóstico debe ser siempre confirmado por un especialista médico; la prueba más común que se utiliza para ello es la prueba de hidrógeno en el aliento.
La terapia para contrarrestar la intolerancia a la lactosa prevé, en primer lugar, la exclusión de la dieta de los alimentos que contienen lactosa, principalmente la leche de vaca, la leche de cabra, los productos lácteos frescos, los helados, la nata y muchos pasteles y galletas que contienen leche. También hay que prestar atención a la ingesta de jamones y embutidos cocidos, en los que se añade lactosa como aditivo para mantener una adecuada blandura de la carne; también otros alimentos, como los precocinados, algunos tipos de pan de molde y muchos medicamentos pueden contener lactosa. El yogur, en cambio, suele ser tolerado porque contiene naturalmente lactasa, producida por los lactobacilos. También es importante tomar suplementos de calcio para prevenir la carencia de este mineral.
Otra solución muy eficaz es tomar suplementos de enzimas de lactasa: están disponibles sin receta médica y se pueden tomar cuando se comen o beben productos que contienen lactosa, para que puedan ser digeridos.
También puedes leer: Cómo reconocer una miel verdadera de una falsa y cómo usarla bien para la salud