La conmovedora reacción de un elefante al ser rescatado de sus maltratadores

Existen animales que comparten características comunes con los seres humanos, y los elefantes son uno de ellos. Estos increíbles cuadrúpedos poseen una gran inteligencia, son muy amables y sociables. Al igual, tienen grandes capacidades para expresar distintas emociones como las personas, inclusive pueden comunicarse entre ellos a través de los murmullos.
Los elefantes no son agresivos, pero si se sienten en peligro usan toda la fuerza que poseen para protegerse. Desde hace mucho tiempo, estos asombrosos animales son víctimas de caserías, por lo que han desarrollado un gran miedo hacia los humanos, no siendo los únicos que se aprovechan de estas pobres criaturas. Muchos de estos animales son criados y mantenidos encerrados durante toda su vida, siendo sometidos por la fuerza a espectáculos en circos, zoológicos o ser usados para transportar cosas pesadas o personas. Es por eso que hoy te contaremos la historia de un elefante que fue salvado de sus maltratadores después de 50 años.
La protagonista de esta historia es Sook Jai, un elefante hembra de 73 años, la cual ha vivido más de 50 años sometida a una terrible esclavitud. La gran mayoría de su vida se ha basado en trabajos forzados y maltratos ejercidos por los crueles dueños que tenía. Sook Jai siempre se había usado como un animal para transportar, tanto para la movilización de mercancías y materiales para el turismo. Todo su cuerpo está lleno de cicatrices, además de que no puede ver ni escuchar, tanto por la edad como por el exceso de maltratos. De acuerdo con la organización de derechos de los animales Elephant Voices, en la actualidad hay entre 15.000 y 20.000 elefantes que están siendo forzados sin el conocimiento de la ley a llevar una vida tan espantosa.
Por suerte, existen personas que tienen un gran corazón como el personal de la organización Elephant Nature Park, que luego de conocer el caso de Sook Jai, tuvieron la intención de sacarla de ese horrible lugar y mantenerla a salvo. Una mujer de la organización llamada Joan Baez, tomó el caso de esta pobre elefanta y planeó su rescate.
Al percatarse del mal estado del animal, decidieron examinarla y cuidarla antes de dejarla en libertad en su hábitat natural. Sook Jai ya no creía del todo en los humanos, por lo que, tanto el cuidado como el traslado tuvieron algunos contratiempos. Sin embargo, la determinación de los voluntarios era inquebrantable, así que pusieron todo su empeño para poder calmarla y apoyarla en el transcurso de su liberación.
Al llegar a su destino, en el rostro del elefante corrió una lágrima, tal vez fue porque por fin, después de tanto tiempo, se dio cuenta de que ya no iba ser maltratada y de que por fin iba a ser libre. Cuando se bajó del camión, lo primero que hizo fue ir directo a una fuente de agua para hidratarse, ya que el viaje había sido muy largo y agotador. Pero lo peor ya ha pasado para ella, y a partir de hoy puede vivir el resto de su vida con total libertad y tranquilidad.