¿A qué edad aparecen los primeros signos del autismo?

Detectar los primeros signos de autismo puede marcar una diferencia crucial para el desarrollo de los niños y el bienestar de sus familias. Aunque cada caso de autismo es único, los síntomas suelen manifestarse en los primeros años de vida y pueden variar en intensidad y forma. Estar atento a estos indicios tempranos permite actuar de manera oportuna.
Desarrollo del autismo en la infancia
El autismo, o trastorno del espectro autista (TEA), generalmente se manifiesta durante los primeros años de vida. Algunos niños muestran señales desde los 6 meses, mientras que en otros, los síntomas pueden surgir más adelante. Reconocer estas señales a tiempo es clave para proporcionar el apoyo necesario.
Signos a los 6 meses
A esta edad, algunos de los primeros indicios pueden incluir:
- Contacto visual limitado: El bebé evita mirar directamente a las personas.
- Poca o ninguna sonrisa evidente: Los bebés con riesgo de TEA pueden no responder con sonrisas sociales.
- Falta de interés en el entorno: Pueden parecer indiferentes a lo que sucede a su alrededor.
Estos signos no siempre indican autismo, pero es importante monitorearlos si persisten.
Signos a los 9 meses
A los 9 meses, ciertos comportamientos fuera de lo común pueden ser observados, tales como:
- Expresiones faciales limitadas: Menos variedad en las emociones expresadas por medio de gestos.
- Falta de respuesta a su nombre: El bebé puede no reaccionar cuando lo llaman.
- Poca interacción social: Hay menos interés en jugar con otras personas o responder a estímulos externos.
Es útil consultar a un pediatra si estas conductas son consistentes.
Signos entre 12 y 18 meses
Durante esta etapa, los síntomas del TEA tienden a volverse más evidentes. Algunos indicadores incluyen:
- Ausencia de gestos como señalar o saludar: Los niños pueden no señalar objetos para mostrar interés.
- Retraso en el lenguaje: No balbucean frases simples ni intentan comunicarse de forma verbal.
- Poca imitación de sonidos o movimientos: Les cuesta imitar acciones básicas como aplaudir.
Si bien muchos niños desarrollan habilidades a un ritmo propio, estos signos podrían ser una señal de alerta cuando persisten.
Importancia del diagnóstico temprano
Reconocer el autismo a una edad temprana trae numerosos beneficios. No solo permite a las familias prepararse mejor, sino que también facilita la intervención oportuna, mejorando el pronóstico del niño.
Impacto en el desarrollo
El diagnóstico temprano permite trabajar en las áreas donde el niño enfrenta desafíos. Esto puede incluir:
- Habilidades sociales: Ayuda al niño a interactuar de manera más efectiva.
- Comunicación: Favorece el desarrollo del lenguaje y la comprensión social.
- Reducción del estrés familiar: Identificar el problema reduce incertidumbres y permite planificar mejor el apoyo necesario.
Abordar los problemas desde el inicio puede marcar una diferencia significativa.
Intervenciones tempranas
Existen diversas opciones de intervención para niños con autismo que son diagnosticados a tiempo. Algunas de las terapias más comunes incluyen:
- Terapia de lenguaje: Ayuda a mejorar la comunicación verbal y no verbal.
- Terapia ocupacional: Se enfoca en habilidades motoras y de integración sensorial.
- Terapia ABA (Análisis Conductual Aplicado): Refuerza comportamientos positivos y trabaja en la reducción de comportamientos desafiantes.
Cuanto antes se implementen estas terapias, mejores serán los resultados.
Opiniones de especialistas
Los expertos en pediatría y psicología coinciden en la relevancia de prestar atención a los signos tempranos del autismo, al igual que en la utilidad de realizar chequeos médicos regulares.
Perspectivas médicas
Un pediatra suele ser el primer profesional en notar algunos de los indicios del TEA. Según la Academia Americana de Pediatría, los chequeos de desarrollo realizados a los 18 y 24 meses pueden identificar riesgos de manera efectiva. Esto permite derivar al niño para una evaluación más completa si fuera necesario.
Testimonios de padres
Muchos padres que pasan por el proceso de diagnóstico expresan que haber identificado los síntomas temprano cambió sus vidas. María, madre de un niño diagnosticado a los 15 meses, comparte: “Noté que no reaccionaba cuando lo llamaba. Hablar con su pediatra fue la mejor decisión. Hoy recibe terapia y vemos avances increíbles”.
Estas experiencias subrayan la importancia de la observación y la acción inmediata.