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Estilo de vida

Cómo adelgazar con éxito: tener en cuenta el factor emocional para conseguirlo

Para adelgazar, no basta con la dieta y el ejercicio: es fundamental gestionar las emociones. Este elemento suele pasarse por alto cuando se trata de una dieta, que suele basarse únicamente en el factor «consumo y gasto de calorías».

Esto es importante, por supuesto, pero no suficiente, al menos no para todos. Así lo demuestran los resultados de una encuesta realizada por iniciativa de la Asociación Americana de Psicología, en la que se interrogó a unos 1.500 de sus miembros, a los que se pidió que explicaran cómo acompañaban a sus pacientes en el proceso -difícil- de perder peso y luego, aún más complicado, de consolidarlo a largo plazo.

El resultado indica que la mitad de estos profesionales conceden tanta importancia a la comprensión y gestión de la «alimentación emocional» (relacionada con el estrés, la pérdida de control, la impulsividad, etc.) como a la actividad física o la limitación de la ingesta de calorías.

Terapia conductual y meditación de conciencia plena para adelgazar

Los demás establecen una jerarquía diferente, sabiendo que la inmensa mayoría de los encuestados considera que este aspecto psicológico está demasiado descuidado. Muchos dicen haber experimentado con éxito enfoques como la terapia cognitivo-conductual o la meditación de conciencia plena, al tiempo que destacan la importancia de la motivación, la planificación de objetivos y los programas de apoyo emocional. En cualquier caso, para estar seguro, es mejor no hacerlo solo.

Círculo vicioso: la mala alimentación lleva al mal humor que lleva a la mala alimentación

Los comportamientos alimentarios poco saludables degradan el estado de ánimo, lo que a su vez conduce a una mala nutrición. «Observamos a las mujeres en su vida cotidiana para entender mejor la asociación entre sus estados de ánimo y su forma de comer, y para obtener una imagen más precisa de la relación entre las emociones y la comida», dice un equipo de la Universidad Estatal de Pensilvania (Penn State).

Se reclutaron unas doscientas mujeres, muy pendientes de su silueta. Durante el transcurso de la encuesta, se les pidió que completaran un cuestionario varias veces al día sobre su estado de ánimo y su comportamiento nutricional. Ninguna de las mujeres estaba afectada por un trastorno alimenticio (como la anorexia o la bulimia). La coordinadora de este estudio descubrió que los comportamientos alimenticios poco saludables, como la pérdida irrefrenable de control o, por el contrario, la restricción repentina de las cantidades, influyen directamente en el estado de ánimo degradándolo de forma significativa.

Esta mentalidad negativa es un factor de riesgo para un comportamiento alimenticio no deseado, y así sucesivamente. Así que es un círculo vicioso. Los autores señalan lo importante que es el control emocional en el control del peso, especialmente cuando se hace dieta, y sugieren que la terapia cognitivo-conductual puede intervenir muy favorablemente.

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Dany Fernandez