Alzheimer: un nuevo estudio relaciona la retina y y la salud cerebral

Según los descubrimientos realizados por este grupo de investigadores, tener una retina más fina que la media durante la edad adulta puede estar asociado con una mayor probabilidad de padecer la enfermedad de Alzheimer durante la tercera edad.
Para nadie es un secreto que poder diagnosticar y tratar el Alzheimer en sus primeras fases es un reto importante en la ardua y constante lucha contra esta enfermedad neurodegenerativa. Gracias a los avances tecnológicos de esta época y a la insistencia de los científicos en encontrar un tratamiento y cura, se han logrado conseguir algunos avances, donde recientemente se está asociando al adelgazamiento de la retina durante la mediana edad como una especie de síntoma temprano para el deterioro del rendimiento cognitivo, es decir, el primer declive de estas funciones.
¿En qué se enfocó el marco del estudio?
Se trata de un grupo de investigadores de la Universidad de OTAGO, en Nueva Zelanda, que publicaron los resultados de su estudio en JAMA Ophthalmology, y muestran las pruebas que los ha llevado a considerar que la capacidad de la capa ocular de la retina puede ser señalada como un indicador precoz del riesgo de contraer Alzheimer. En este caso, los científicos neozelandeses querían confirmar la tendencia de que esto podía detectarse con suficiente rapidez.
El proceso consistió en analizar los datos del experimento de DUNEDIN, el cual se trató de seguir la vida de más de 1.000 bebés nacidos en 1972 o 1973 en Nueva Zelanda. La investigadora Ashleigh Barret-Young, directora del estudio, y su equipo de investigación, seleccionaron un subgrupo de 865 adultos que se sometieron a escáneres oculares a los 45 años y a pruebas neuropsicológicas durante su infancia y en la edad adulta.
¿Cuáles fueron las conclusiones?
Luego de realizar un detallado y exhaustivo análisis, se pudo determinar que los participantes con capas de retina más finas presentaron peores resultados en las pruebas de rendimiento cognitivo. Sin embargo, no fue posible encontrar relación alguna entre el adelgazamiento de la retina y la reducción del rendimiento cognitivo como consecuencia del desarrollo de alguna enfermedad neurodegenerativa.
Según la autora principal del estudio: «los resultados de nuestras pruebas sugieren que el grosor de la retina puede ser un indicador del estado general de la salud del cerebro». Sin embargo, a la fecha no hay pruebas claras de que este encogimiento pueda ser un precursor del deterioro cognitivo y del diagnóstico de enfermedades tan complicadas como el Alzheimer. Sin embargo, se espera que en el futuro estos resultados puedan conducir al uso activo de las inteligencias artificiales para analizar y determinar los factores de riesgo de este tipo de patologías tan complicadas.
Por último, la dificultad al momento de diagnosticar la enfermedad de Alzheimer y enfermedades relacionadas ha llevado a la investigación de la conexión entre el ojo y el cerebro. Alguna de las dudas más frecuentes de los expertos son: ¿Qué pasaría si la observación de la retina pudiera ayudar a diagnosticar enfermedades cerebrales en su fase temprana? De hecho, ya se ha confirmado que los exámenes oculares pueden ayudar a diagnosticar problemas sistémicos como enfermedades cardiovasculares, el riesgo de accidente cerebrovascular, diabetes, hipertensión, enfermedad autoinmune, enfermedades de trasmisión sexual y algunos tipos de cáncer.