Sudoración excesiva: los mejores trucos para combatirla
Pocas personas conocen la diferencia entre desodorantes y antitranspirantes: quienes sudan más deben usar productos diferentes a quienes necesitan eliminar los olores desagradables.

La hiperhidrosis es el exceso de sudoración que se produce esporádicamente sin la necesidad de ser causada por el calor o situaciones que puedan ocasionar una importante tensión emocional o física.
La verdad es que todas las personas nos vemos afectados por las altas temperaturas, pero pocos saben cómo combatirla correctamente y, en consecuencia, cómo diferenciar entre un desodorante y un antitranspirante.
Esta afirmación se comprobó en un estudio realizado por la Clínica Dermatológica de la Universidad de Catania, en donde participaron 3000 personas. La información que se obtuvo reveló que el 95% de los encuestados que padecían de sudoración excesiva usaban desodorantes (acto completamente incorrecto) y que el 52% de los entrevistados no sabían que existía alguna diferencia entre estos 2 productos.
Diferencia entre desodorante y antitranspirante
Los desodorantes se encargan de reducir el olor que se produce debido a las bacterias de nuestra piel, sin embargo, este producto no te garantiza una protección contra el sudor. Si usas desodorante antes de hacer actividad física, olerás menos, pero no impedirá que sudes. En cambio, los antitranspirantes, como su nombre lo indica, evitan que sudes o transpires, en otras palabras, te ayuda a mantenerte seco. Este funciona cubriendo las glándulas sudoríparas, lo cual hace que se reduzca la cantidad de sudor que se genera.
Existen 2 tipos de sudoración:
Las glándulas encargadas de producir el sudor son las apocrinas y ecrinas, lo que explica los dos fenómenos que se pueden encontrar: la hiperhidrosis, caracterizada por una sudoración excesiva, con producción de sudor abundante pero inodoro, típica, por ejemplo, de quienes hacen deporte y que puede afectar a toda la zona de la piel tras las emociones, el esfuerzo físico y los cambios bruscos de temperatura, y la bromhidrosis, localizada sobre todo en las axilas y caracterizada por un olor acre y desagradable.
Según los investigadores, en el caso de la sudoración ecrina excesiva, en individuos normales, la primera opción son, sin duda, los antitranspirantes a base de sales metálicas (principalmente de aluminio), ahora disponibles en varias formulaciones innovadoras con mayor eficacia y tolerabilidad, que actúan formando un «tapón» oclusivo en el conducto glandular que impide la salida del sudor y favorece su reabsorción parcial», en el caso de la bromhidrosis sugiere, en cambio, el uso de desodorantes que pueden corregir los olores corporales en virtud de diversos mecanismos relacionados con la presencia en su formulación de sustancias con acción bactericida que inhiben la actividad de las enzimas bacterianas y que «atrapan» y fragancias que enmascaran las sustancias volátiles desagradables.
Usos incorrectos
La problemática que hay es que, al no saber la diferencia que hay entre un antitranspirante y un desodorante, muchas veces no utilizamos el indicado: «El uso inadecuado de antitranspirantes en personas que no los necesitan puede crear efectos indeseables como sequedad, irritación y la aparición de molestos nódulos de retención», señalan los expertos, «de la misma manera, quienes quieren combatir la hipersudoración pueden encontrarse con antitranspirantes poco «potentes», que contienen «sustancias activas» en concentraciones a menudo indeterminadas y probablemente insuficientes para reducir el problema».
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